lunes, 2 de septiembre de 2013
Uno.
Uno.
“I’m walking up, to ash and dust, I wipe my brow and sweat my rust, I’m breathing in the chemicals…” Imagine Dragons sonaba en mis cascos.
Caminaba a la vez que cantaba el principio de esa tan perfecta canción.
Hacía frío, las hojas de los arboles crujían bajo mis botas, miré el cielo, estaba algo blanco, parecía una de esas escenas que aparecen en las películas la cual la chica pasea por las calles de New York con un Starbucks en sus manos mientras camina para ir al trabajo. La única diferencia es que yo camino por una de las mugrientas calles de California camino a casa después de un largo y horrible día de instituto.
El profesor Williams había dado una aburrida clase sobre el arte, por no mencionar que teníamos que hacer un trabajo sobre algún pintor del siglo XVI, y eso era realmente una autentica mi*erda, ya que la mayoría de las veces no prestaba atención a sus clases, simplemente ponía mis cascos y me iba a otro mundo totalmente diferente a este «vivir aquí, en este mundo, es una jodida basura».
Al llegar a casa busqué entre los bolsillos de mi chaqueta, al encontrar las llaves abrí la puerta de abajo, entré, seguidamente caminé hasta el ascensor, pulsé dos veces el botón color negro, realmente funcionaba mal y si no pulsabas dos veces este no venía y podías pasar horas esperando que ni hacía el intento.
“Tic” el ascensor hizo ese característico ruido y abrió sus puertas, bajé de este y caminé hasta la puerta 4, allí metí mis llaves sobre la cerradura algo oxidada y entré.
Lola no tardó en venir a saludarme, ella era una perra de 3 años, era mestiza, de raza grande, sus ojos eran algo especiales, uno de ellos era verde, otro marrón.
“Hey pequeña” la saludé acariciando su cabeza, esta se sacudió y al instante quedé llena de babas.
“¿Ronnie?” Gritaba Jason, el monstruo de 11 años el cual era mi hermano.
“No, la muerte.” Bromee, caminé hasta su habitación, él jugaba con la videoconsola, dejó de hacerlo cuando se dio cuenta de que estaba mirándolo. “¿Sabes algo de papá?” Lo miré, él apagó su consola, me miró y se encogió de hombros.
“No, llevo desde las 3 aquí y no apareció en ningún momento.” Dijo mientras jugueteaba con Lola, esta se revolcaba por el suelo, reí ante eso.
“¿No comiste entonces?”
Me preocupé, realmente papá era un hombre un tanto despreocupado, sé que si no fuese por mi Jason estaría en los huesos, y sé que yo hubiese muerto a no ser por mamá, cuando ella falleció yo tenía los 14 y podía más o menos apañarme a la hora de comer, ahora tengo los 18 y podría independizarme, realmente sería mejor que vivir en esta basura, pero simplemente no lo hago por Jason, él me necesita.
“No, no comí, pero tranquila, comí algo de pizza que sobró ayer.” Suspire tranquila al saber eso.
“Bien, pero Jason, si alguna vez necesitas algo tienes mi teléfono” Dije rebuscando por las estanterías, me apetecía algo caliente y rápido, como sopa o algo así.
“Sí, ya sé, pero no necesité llamarte, comí pizza Ronnie” Dijo algo molesto por mi charla.
“Um, está bien.” Rodé los ojos a la vez que ponía la sopa en la cazuela, era sopa ya echa así que sólo era calentarla. “¿Y qué hiciste en el colegio hoy? Sonreí, intentaba mostrarme siempre alegre con él.
“Matemáticas.” Dijo desganado.
“Dugh” Hice una mueca de desagrado, él rió.
“La señorita Tyller es mala conmigo, me pone más deberes que a los demás.”
“¿Eso es porque no te comportas bien?”Alcé las cejas moviéndolas, él movió su mano con desdén, quitándole importancia.
“No, sólo me tiene manía, es una bruja.” Escupió, yo contuve mi risa.
“¡Jason!” Caminé hacia la sopa, una vez allí la vertí en un plato, agarré una cuchara y me senté en la mesa a tomarla.
“Ronnie” Murmuró, yo lo miré, dándole paso a hablar. “¿Porqué papá no nos quiere?”
“No digas tonterías, nos quiere, pero ya sabes cómo es él.”Lo miré, se veía preocupado.
¿Cómo le iba a decir a un niño de once años que su padre no lo quería? Porque realmente el hombre al que llamamos papá no nos quiere, ni muestra un mísero interés por nosotros. Él apenas pasa tiempo en casa, siempre está en bares bebiendo con sus amigos yonkies u vendiendo droga por no sé dónde para después invertir el dinero en alcohol. Si no nos echaron de casa fue porque fui consciente de la situación y busqué un trabajo en una cafetería de por el centro para así poder mantener la familia, si se puede llamar así, porque la única familia es mi hermano.
“Hoy… Se rieron de mí.” Murmura, yo lo miro sorprendida.
“¿Qué? Balbucee.
“ Thomas y Louis.” Miró el suelo.
Sentí unas inmensas ganas de patear sus traseros en ese instante, ¿realmente cómo las personas desde tan pequeñas somos tan odiosas?
“¿Qué dijeron?” Le miré, apuesto a que si alguien me miraba ahora mismo a los ojos salía ardiendo.
“Se metieron conmigo diciendo que mi casa era un estercolero, y… Me dijeron que mi hermana era una suicida.” Su labio temblaba, no quería que él llorara, no quería hablar con los niñatos que habían dicho eso pero lo iba a hacer.
En realidad esos niños no dijeron nada que fuera mentira, esta casa es una basura, yo intenté suicidarme unas tres veces después de que mamá muriera, papá en ese entonces estaba bien y me llevó al hospital con las venas cortadas, hasta me ingresaron en rehabilitación. Pero el caso es que esos niños le habían dicho eso a Jason con maldad, con ganas de hacer daño y eso es asqueroso.
“¿Sabes que la gente puede llegar a decir de todo con tal de causar daño verdad?” Lo miré, él suspiró dejándose caer sobre el sofá color beige.
“¿Hoy no trabajas?” Dijo cambiando totalmente de tema.
“Nope, hoy tengo el día libre, ya de hecho hasta el lunes no trabajo y es viernes” Sonrío moviendo mis cejas, intentando hacerle reír.
“Se me olvidó decirte que la loca de tu amiga llamó”
“¿Breyana?” Lo miré sorprendida.
“Esa misma.” Hizo una mueca.
“Esa loca lleva una semana sin aparecer por clase” Negué mientras reía.
“¿Está enferma?” Alcanzó el mando de la tv, la encendió y rápidamente puso los Simpsons.
“No, ella simplemente vive despreocupada.” Me levanté llevando el plato al fregadero, allí lo lavé y coloqué de nuevo donde antes.
“Vaya amigas más raras…” Me miró. “Bueno, tú no eres muy normal.”
“¡Oye!” Corrí hacía él haciéndole cosquillas para así hacerme dueña del mando de la tv.
“¡No Ronnie! Quiero ver los Simpsons.” Se quejó incorporándose.
“Lo siento” Reí mientras hacía zapping, pero no echaban nada y volví a poner esos malditos dibujos.
“Te adoro hermanita, eres la mejor.” Reí ante eso.
“Sólo cuando te interesa.” Miré mi móvil, busqué Breyana en la lista de teléfonos, cuando lo encontré le envié un mensaje.
Para Breyana.
¿Qué ocurre?
De Breyana.
¿No puedo llamar a mi zorra favorita?
Para Breyana.
Estúpida, enserio, ¿qué tramas?
De Breyana.
Hay una fiesta esta noche, pensé en que querrías salir de tu aburrida vida suicida.
Hice una mueca, era mi amiga, pero simplemente decía lo que quería y cuando quería, le daba igual si me sentaba mal, supongo que ella es dura.
Para Breyana.
Mi vida suicida no es para nada aburrida, además me gusta leer libros y quedarme hasta tarde despierta acabándolos, las fiestas no me van.
De Breyana.
Vamos, no puedes pasar toda tu adolescencia encerrada leyendo libros, ¡tienes que salir ahí afuera y vivir la vida nena! Aún no has tenido novio, va siendo hora, enserio Ronnie.
¿Novio? ¿Para qué? ¿Para qué me rompan el corazón y tenga que volver a rehabilitación? Paso, además soy demasiado cortada cuando se trata de ellos.
Suspiré pensando en si contestarle a la loca de mi amiga o no, realmente un completo y tonto dilema.
-
Agarré el móvil, las 19:00 ¿tan rápido había pasado la tarde? Debía de haberme dormido, mierda.
“¿Vas a salir?” Escuché la ronca voz de mi padre hablarme desde la cocina.
“No lo sé.” De hecho lo que menos me apetecía en ese momento era quedarme en casa encerrada con la peste a alcohol.
“Está bien, yo ahora bajaré a… Hacer un trabajo”
¿Este hombre cree que soy tonta?
“No soy estúpida.” Escupí, esto empezaba a molestarme, día tras día esto no era sano.
“Me alegro.” Murmuró agarrando una cerveza de la nevera, lo miré mientras fruncía el ceño, le daba igual la situación, él seguía bebiendo.
Maldito alcohólico, amaba más las cervezas que a su propia familia.
Para Breyana.
¿Aún sigue en pie lo de la fiesta?
De Breyana.
¡Yay! Esa es mi zorra, vamos, en 10 minutos estoy abajo.
Bloquee mi móvil así guardándolo en los bolsillos de mis jeans, llevaba una sudadera grisácea ancha y unas converse negras.
Agarré mi chaqueta de cuero negra, «Imprescindible.» me la puse, pensé en avisar a Jason, pero él seguro que estaría durmiendo, cuando venía papá él se encerraba en su habitación al igual que yo.
Salí de casa, bajé el ascensor y salí a la calle, hacía frío pero no viento.
Un coche color negro estacionó justo en la acera de enfrente, caminé hasta él, Breyana me miró curiosa de arriba abajo, quizás ella no esperaba que fuese normal a una fiesta.
“¿Qué?” Dije incomoda.
“Sólo tú vas a una fiesta con sudadera.” Frunció el ceño divertida, yo entré en el coche, la miré.
“No tenia opción, era venir u quedarme en casa con el pestazo a alcohol de mi padre”.
“¿Dónde crees que vas?, es una fiesta, hay alcohol Ronnie.” Conducía mientras reía.
“¿Y? a unas malas esto es mejor, al menos desconectaré un rato.” Dijo mirando mi móvil.
“¿Qué tal te fue ayer por la cafetería?” Preguntó curiosa, eso me extrañó, nunca solía preguntar por eso.
“Bien, ya sabes, mucho trabajo.”
“Hoy estuve con Travis.” Mordió su labio a la vez que una sonrisa pícara adornaba su rostro, yo reí.
“¿Y? ¿Qué hicieron?” La miré sorprendida, ella se ruborizó. “No, no me digas.” Reí. “¿Y cómo fue?”
“¡Ronnie!” Gritó riendo, estaba nerviosa.
“Se supone que la rara aquí soy yo y no tú, así que cuenta.” Ella rodó los ojos y sonrío.
“Es bueno.” Encogió sus hombros.
“¿Cómo pasó?”
“Bueno, sus padres están de vacaciones en Londres, así que su casa quedó sola y…”
“Ya sé, tuvieron sexo.” La interrumpí, sonreí, sabía lo mucho que ella amaba a ese chico, prácticamente desde primero.
“Me gusta Ronnie.”
“¿Dónde está la Breyana alocada que sólo folla?” Bromee, ella sacudió su mano restándole importancia.
“En realidad sólo espero que no lo hiciera porque no tenía otra chica, si no patearé su trasero.” Bufó mirando atentamente la carretera.
“Mírate, eres preciosa y extrovertida, eso a los chicos les gusta.” La animé.
“Gracias.” Sonrío coqueta, yo rodé los ojos.
Los minutos pasaron, pusimos algo de música, cantábamos como locas a todo pulmón, realmente necesitaba pasar tiempo con ella, era mi única amiga y la que sacaba de mi esa parte algo loca pero rara, la única persona que lograba hacerme sentir una más y no el bicho raro.
“Llegamos.” Dijo retirando las llaves del vehículo.
“Vaya, gran casa.” Dije observando el jardín.
“Sí, y permíteme decirte que estás en una de las mejores fiestas del año, Mike es demasiado popular, sólo viene gente de su agrado a estas fiestas.” Explicaba mientras salía del coche.
“Vaya, y seguramente tuviste algo con él y te dejó invitarme ¿cierto?” Salí también del coche, escuché una risita.
“¿Eres adivina?” Rió. “En realidad nos liamos y me dijo que podía traer acompañante” Hizo una pausa. “pero no sabe que vienes tu” Encogió sus hombros.
Lo sabía, era imposible que un chico tan popular me invitase a una fiesta tan perfecta como sería esta, realmente nadie quiere a una chica así en este tipo de fiestas.
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